1) El comercio electrónico funciona bien. Los consumidores están generalmente satisfechos con las compras por internet. Para los grupos de productos comprados con especial frecuencia, como los productos informáticos o los de entretenimiento y ocio, la satisfacción de los consumidores con las compras por internet es por término medio más elevada que para la venta al por menor en general. Los consumidores están especialmente satisfechos con la posibilidad de comparar precios, la oferta, el precio de los productos y la variedad de proveedores. Están menos satisfechos con cuestiones como la claridad de la información sobre los productos, la publicidad, la protección de la intimidad, los problemas de confianza y la posibilidad de devolver las mercancías.
2) Internet ofrece muchas posibilidades para el comercio transfronterizo. Un tercio de los ciudadanos de la UE se plantearía comprar un producto o servicio de otro Estado miembro a través de internet si fuera más barato o mejor. Un tercio de los consumidores de la UE dice estar dispuesto a comprar bienes y servicios en otro idioma. En una Europa multicultural, existe una demanda de más oferta y más variedad que las que las tiendas locales o las marcas internacionales pueden ofrecer.
3) El potencial del comercio transfronterizo no se está materializando. De 2006 a 2008, el porcentaje de compradores por internet de la UE ha aumentado del 27 % al 33 % de los consumidores, mientras que el comercio electrónico transfronterizo ha permanecido estable. Solo el 7 % de los consumidores hacen actualmente compras en línea transfronterizas. Y la diferencia, lejos de disminuir, está aumentando.
Principales Barreras al comercio electrónico:
Entre estas conclusiones se ha señalado como una de principales barreras la segmentación geográfica, ya que aunque la mayoría de los comerciantes tienen ahora un sitio internet visible para los consumidores de todo el mundo, la mayor parte de los minoristas aún parece considerar que el mercado interior está compartimentado por países. La gama de posibilidades es enorme, pero en la práctica se rechazan ventas o los consumidores son remitidos a su país de origen.
Existen también una serie de obstáculos prácticos y normativos entre los que figuran:
a) Las barreras lingüísticas, que siguen siendo un problema para la mayoría de los comerciantes y de los consumidores, aunque no debemos exagerar su importancia. Por ejemplo, el 60 % de los minoristas ya están preparados para realizar transacciones en más de un idioma.
b) Problemas logísticos relacionados con la interoperatividad de los sistemas postales y de pago, y cuestiones de acceso tales como la penetración de la banda ancha.
c) Existen barreras normativas que parecen cada vez más injustificadas para los consumidores y las empresas; como por ejemplo la legislación relativa a los consumidores, las normas del IVA, la legislación sobre distribución selectiva, la protección de la propiedad intelectual, la transposición nacional de la legislación de la UE sobre la eliminación de residuos, etc.
d) Barreras que socavan la confianza de los consumidores, en especial la desconfianza relacionada con los pagos, la entrega, las denuncias, la aplicación de las garantías, las peticiones de reembolso (servicio postventa), así como los problemas de protección de la intimidad. Existe la percepción de que las dificultades aumentan en las transacciones transfronterizas.
Más información en: http://euroalert.net/news.aspx?idn=8538
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